Page 21 - ROYALTY WITCHES 2
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su boca pero la cerró al instante, guardando silencio. Emma quiso reír. Ella
           era la que tenía un don para leer la mente, no Logan, pero parecía que ahora
           fuera al revés.
              —Emma… —dijo al fin con voz seria, pero amable. Siempre amable—,
           llegarán tiempos mejores. Si ahora necesitas tiempo, no pasa nada.
              —¡Sí que pasa! —chilló y, al momento, horrorizada, inclinó su cabeza
           dejando que su melena la protegiera.
              Esos dedos resecos se abrieron paso entre su cabello y, con un cuidado
           infinito, lo colocaron detrás de su hombro.
              —Emma… yo te esperaré.
              Esas lágrimas traidoras no habían dejado de caer.
              —No puede ser. Si dices eso, pensaré en ello. Pensaré en que estás aquí
           y ahora mismo no puedo pensar en… —Emma fue incapaz de decir la si-
           guiente palabra. Se llevó las manos a los ojos y apretó con fuerza, hasta que
           le dolió—. Hay algo muy importante que tengo que hacer. Es muy… es lo
           único… que puedo hacer ahora.
              Logan asintió, solemne.
              —De acuerdo. Lo entiendo. Y te esperaré.
              —¡No!
              Emma se levantó del banco y se plantó delante de él. A pesar de la dife-
           rencia de altura que había ahora entre ellos, Emma se sintió más menuda
           que Kat. Los ojos de Logan podían reducirla hasta volverla casi invisible.
              —Logan —suplicó—, necesito que me dejes marchar. Necesito dejarte
           para poder hacer esto… Si me divido más… pasará algo horrible. Todavía
           peor de lo que ya ha pasado.
              Logan frunció el ceño.
              —¿Ya ha pasado?
              Emma se maldijo por hablar de más. Logan era dulce, Logan era tierno
           pero Logan no era estúpido. En absoluto. Apretó los labios y desvió la mi-
           rada. Con el rabillo del ojo, lo vio asentir, resignado. Vio cómo su pecho se
           alzaba y descendía en una larga exhalación de aire.
              —Emma, haz lo que tengas que hacer, no me opondré. —Emma suspi-
           ró, pero las palabras le dolieron a pesar de que las buscaba—. Pero…
              Emma se volvió a mirarlo y los ojos de Logan ahora ardían.
              —Pero —repitió— entiende que yo también haré lo que tenga que ha-
           cer, incluso si eso es esperarte.
              —No puedes decir eso —susurró Emma.



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