Page 9 - ROYALTY WITCHES 2
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Rion
K at suspiró. Una parte de ella no quería estar aquí. Todo lo referente a
la Liga estaba ahora teñido de dolor. El salón de Noreste, dentro del
Estadio de las Ocho Direcciones, seguía estando igual que la primera vez
que lo pisó. Dos grandes ventanales que daban a las turquesas aguas del lago
del Sol y la Luna, paredes cubiertas de larguísimos tapices, un secreter, un
sofá y, en el centro, la mesa redonda con cinco sillones acabados en pan de
oro. Al mirar ese quinto sillón vacío, se le encogió el corazón. Había sido
una silla tosca que Lilith se había esforzado en hechizar para que fuera tan
majestuosa como el resto. Lo había hecho para dejarle claro a Shin que era
igual de importante que todas ellas. Había sido un gesto muy bonito. Pero
ahora el sillón estaba desocupado y Shin, el indómito, su compañero, su
amigo, dormía dentro de un témpano de hielo, pagando por un crimen del
que no era responsable.
Hacía tres semanas de su fatídico viaje a Austral, en el que habían tenido
que quedarse quietas mientras las autoridades condenaban a Shin, usando
su propia esencia contra él. Si cerraba los ojos todavía podía verlo.
Kat sacudió la cabeza, no servía de nada pensar en ello. Ni en lo mal que
lo pasaba cada noche. Tenía que pensar en las cosas que sí que podía hacer.
Como escuchar a Lilith y a Seth. Levantó la vista.
Estaba sentada en la mesa, delante tenía a Lilith y Emma, una al lado de
la otra, y entre ellas un montón de papeles cubriendo la brillante madera. A
su lado, de pie, estaba Seth. Seth Emara de Macedonia era la tercera pieza
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