En su debut como guionista, Aurelie Herrou firma una comedia inteligente que enmascara una brillante reflexión en torno a la «artisticidad» del Arte Contemporáneo. El argumento reaviva los viejos debates acerca de los cánones y las categorías de la obra de Arte. Los delirios alucinatorios del protagonista se entrelazan sutilmente con la obra de creadores tan destacados como Yves Klein, Giacometti, Hopper, Malevitch o Cezanne, y con todo el andamiaje teórico que críticos y galeristas han construido a su alrededor. Sin embargo, Herrou ha evitado con astucia la tentación de convertir esta obra en un ensayo aburrido, sesudo y complejo. Estamos ante una comedia ligera, una lectura accesible para quienes quieran asomarse al mundo del Arte eludiendo el laberinto teórico que la rodea. En este sentido, la guionista francesa ha triunfado
en toda la línea.