AURORE y CUENTOS DE LA ERA COBRA. Dos historias que nos devuelven al mundo de los cuentos. Enrique Fernández ha creado su propio universo de Las mil y una noches en el que no sólo narra el protagonista, sino también quienes le rodean. Abrimos uno de sus álbumes y ya sabemos que nos va a gustar. Su dibujo sorprende desde la primera viñeta, el color y la técnica son magistrales.
Marisol Hernández lo entrevista para Norma Editorial.
Aurore es una reivindicación de la naturaleza, al tiempo que un cuento tan actual como clásico. ¿Cómo surge el planteamiento de esta obra?
Surge de mi intento por hablar sobre el espíritu humano, de cómo no perder la esencia de lo que somos. Quería crear la atmósfera de cuento clásico narrado de forma tradicional. Al mismo tiempo, dejé espacio para que fluyeran las sensaciones, para que la historia estuviera muy bien tramada pero nunca encorsetada.
Buscaba una historia que, en cuanto la leyeras, te generase sensaciones y sentimientos mucho más allá de la historia en sí.
En los dos volúmenes de Cuentos de la Era Cobra, nos encontramos con historias que se entrelazan a partir de un nexo común, como en Las mil y una noches. ¿Cómo las imaginabas y las tramabas entre sí?
No sabría decirte. Fue muy divertido sobre todo a la hora de planificarlo, más incluso que a la de escribirlo. Quería hacer algo muy desenfadado, muy entretenido, algo que tuviera el aire de un cuento en el que todo puede pasar. Al mismo tiempo, quería centrarme en el desenlace de la historia, en lograr que al final todo acabara más o menos bien.
El tema de los personajes me encantaba. A medida que iba trabajando en el protagonista principal, los que lo rodeaban e interactúan con él me divertían más y más. Pronto estaba trabajando en todos a la vez sin darme cuenta. Cuando trabajaba en el personaje principal, trabajaba a la vez en los demás. Mi objetivo era que pasase lo que tenía que pasar, que todo fuera por el camino que yo quería. No sabría decir por dónde empezaba y por dónde seguía. Había veces en las que, dando una vuelta, volvía al punto de partida. En ese momento me daba cuenta de lo que estaba intentando hacer.
Siendo tan diferentes entre sí, ¿qué tienen en común Aurore y Cuentos de la Era Cobra?
A mí me gusta mucho el concepto de cuento, narrar algo que todos podemos asimilar de forma natural: no voy a darte una lección, no te voy a explicar nada que cambie tu vida, pero vas a poder sacar tus propias conclusiones con lo que sucede en la historia. El cuento oral ha sido una forma de trasmitir información, de comunicar nuestros conocimientos, y creo que esa es la parte que tiene en común todo lo que estoy haciendo. Es el formato con el que me siento más cómodo.
En un cuento no tengo que preocuparme tanto por justificar la historia. Un cuento no me obliga a explicar si lo que planteo puede suceder en el mundo real. Quiero evitar que me digan que las personas de carne y hueso, por lo general, no expresan las sensaciones como yo las planteo. En el mundo onírico de los cuentos todo cobra un aire distinto.
Aurore y Cuentos de la Era Cobra tienen estilos gráficos bastante distintos entre sí. ¿Cuáles son tus influencias?
Creo que las dos obras traslucen mi sentido de las proporciones, mi forma de dibujar. Intento conservarla, aunque es posible que cada vez esté más controlado. Busco un estilo caricaturesco que al tiempo proporcione una sensación de realismo, que resulte muy extremo a nivel de diseño de personajes.
Es cierto que me gusta cambiar la técnica de un libro a otro, porque admiro a tantos dibujantes y me gusta el estilo de tanta gente que cada vez que descubro a un autor que me interesa intento imitar su estilo para ver si soy capaz de hacerlo.
Al practicar diferentes estilos, cuando dibujo un álbum intento que la técnica utilizada sea coherente con la historia que voy a contar. Me gusta probar cosas nuevas porque es divertido y estimulante.
En realidad Aurore es un compendio de tres historias: dos que transcurren en paralelo y otra que es un flashback. ¿Cómo surge esta estructura?
Va surgiendo a medida que necesitas ganchos para motivar a los personajes a hacer determinadas cosas, o elementos para definir los conceptos de la propia historia. Dando una vuelta a través de los secundarios, vas encontrando ideas que te vienen muy bien. Desde lo que planteo al inicio del libro hasta el resultado final, siempre hay cambios.
Por ejemplo, el perro mítico de Aurore, iba a ser muy diferente. Iba a ser mucho más agresivo, mucho más cruel. Me encanta el planteamiento de los cuentos clásicos en los que a la naturaleza no le importa lo que les pase a los humanos. A los seres que existen en el submundo espiritual no les interesan los hombres, cada uno va a lo suyo, y en el momento en que coinciden se produce el conflicto.
El perro iba a ayudar a Aurore por su propio interés, pero al final se hacía demasiado agresivo. Cuando me di cuenta de ello, decidí incorporar esa especie de romance con un humano, aportar un poco de calidez. Son cosas que nunca sabes por dónde te van a llevar, y cuando te las encuentras es un placer, porque te vienen muy bien para atar cabos.
¿Cuáles son tus fuentes a la hora de imaginar los parajes y los personajes de Cuentos de la Era Cobra?
Hoy en día todos nos inspiramos igual: te conectas a Internet cuando te levantas por la mañana y te encuentras con páginas de concept art para desarrollo de videojuegos, para desarrollo de películas… Hay un montón de gente con un talento enorme, y vas bebiendo de todo. Es posible que a veces se me vea el plumero.
Al final decides que te gusta mucho tal estilo o tal otro para determinada obra. Estás inmerso en un mundo de constante estímulo visual, hay innumerables técnicas. Se te acaban pegando y al final también quieres transmitir tus propias historias, formar parte de ese mundo.
¿Cómo se consigue llegar a Francia tan joven y como autor completo?
Empecé publicando un libro aquí en España, y cuando lo vieron en Francia me salió la oportunidad de trabajar con un guionista francés. Así fue mi entrada en el mercado. Entré en una editorial muy potente, con una adaptación de El mago de Oz que tuvo mucho reconocimiento y mucho éxito. Eso me abrió muchas puertas y me ofreció la oportunidad de seguir haciendo cosas nuevas.
He tenido mis bajones, he ido para arriba y para abajo, porque no todo lo que haces gusta igual. Pero para mí ha sido relativamente fácil entrar, porque tuve un golpe de suerte y aparecí en el momento justo.
¿Qué obras tuyas te pesa que no hayan llegado a España?
Sólo una que se titula La madre de las victorias. Es de ciencia ficción y habla del orgullo, de la lucha de un capitán de una máquina de guerra que se cree que va a ser el capitán de una nueva máquina decisiva. Se prepara para la madre de todas las victorias, la madre de todas las batallas. Por enchufe, le darán la máquina a otro, que resulta ser su hijo, fruto de un antiguo romance. El orgullo aparece como un protagonista más durante toda la historia. Y ese orgullo, que inicialmente se percibe como algo negativo, es lo que al final ayudará al protagonista a tener un desenlace feliz.
¿Cuáles son tus siguientes proyectos?
Ahora estoy con la autopublicación. Edito mis propios libros, una serie de fantasía medieval titulada Brigada. La financio a través del sistema de mecenazgo de Verkami, que funciona como una especie de preventa. De este modo ofreces el proyecto al púbico que te suele seguir. Es la segunda vez que emprendo una campaña así, y está funcionando muy bien.
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12 de junio de 2014