JeanLouis Tripp despliega en su nueva novela gráfica una memoria íntima a través de la figura de su hermano Gilles, fallecido en un accidente de tráfico
La pérdida y el sentimiento de culpa son las dos emociones sobre las que el dibujante francés JeanLouis Tripp (Montauban, 1958) desarrolla su última novela gráfica, El hermano pequeño. Una historia familiar profundamente conmovedora, atravesada por el trágico fallecimiento de su hermano Gilles en un accidente de tráfico, y que ve la luz ahora en España de la mano de NORMA Editorial.
El relato comienza en el tórrido agosto de 1976, en Finisterre, cuando el autor contaba 18 años. Todo parece indicar que serán unas vacaciones en familia al uso, recorriendo los caminos rurales en caravanas tiradas por caballos. Junto a Tripp viaja su madre y sus hermanos Dominique, de 14 años, y Gilles, que cumplirá 12 en pocos meses.
De pronto, al tratar de cruzar una carretera secundaria en dirección a Saint-Herbot, un suceso repentino altera el clima de diversión despreocupada: Gilles sufre un atropello, es trasladado de urgencia al hospital pero sucumbe a sus heridas unas horas más tarde. Comienza entonces un larguísimo proceso de duelo, el reto de superar ese trauma y de lidiar con los demonios de la culpa.
“¿Cómo dibujar a gente llorando a lágrima viva? Esa era la gran pregunta. Al final, me limité a decir la verdad y soy totalmente responsable de ello”, se responde a sí mismo el autor en el portal francés L’EssentiArt, al tiempo que reconoce que su obra tiene algo de indagación policiaca: “Cuando empecé, estaba en Canadá. Tuve que contárselo a mi madre. La dejé digerir la noticia, pero tuve que decirle que necesitaba los documentos. Ella guardaba una maleta en un armario de casa que no había abierto desde entonces... Tuve que abrirla. Era la caja de Pandora. Allí estaban todos los documentos relacionados con el accidente: el informe de la policía, el informe del juzgado, todo. Fue mi ex novia, Aude Mermilliod, que seguía muy unida a mi madre, quien abrió la maleta. Me envió fotos de lo que había dentro. Mi hermano lo recuperó todo y escaneó algunos documentos. Empecé a trabajar con eso y, cuando pude volver a Francia, lo recuperé todo”.
Así 45 años después de aquel accidente, ya con 60 de edad, el autor decide volver sobre este episodio y repasar cada momento de la tragedia: el hospital, la investigación policial, la identificación del conductor que se dio a la fuga, el juicio… Con tanta franqueza como sensibilidad, Tripp indaga en su propia memoria y en la de sus allegados para relatar las secuelas inmediatas y más lejanas del accidente, en un esfuerzo por traer al presente al presente a ese hermano pequeño que la memoria familiar se resiste a abandonar al olvido. Y toma conciencia definitiva de la fragilidad de las cosas, y de sí mismo como un superviviente.
12 de julio de 2024