Con motivo de la publicación del segundo y definitivo tomo de Hágase el Caos, la nueva y emocionante serie de género negro de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, hemos estado charlando con ellos sobre el trabajo diario de un profesional de la historieta y sobre cómo guionista y dibujante se coordinan y construyen a distancia la magia de un cómic.
Recordad que Felipe está en Madrid y Bartolomé en su Palma de Mallorca natal, por lo que o se entienden bien a distancia y haciendo uso de las nuevas tecnologías de la comunicación o tendrían que comprar un abono multiviaje para coger el avión.
Para que todo el mundo pudiera apreciar mejor este proceso, les pedimos unos cuantos recursos gráficos, algunos de los cuales ilustran este post.
-¿Cómo os organizáis el trabajo cuando empezáis una colaboración? ¿Cómo os comunicáis y con qué frecuencia?
Bartolomé: Somos del todo organizados: Felipe hace el guión y yo los dibujos. Así de simple. En serio; nos conocemos de hace ya muchos años y bastantes colaboraciones. Yo confío plenamente en su buen hacer y, doy por hecho, que él hace lo mismo con mi parte del trabajo. Antes de decidir un nuevo proyecto, Felipe suele proponerme sobre qué le gustaría escribir y acordamos, de entre sus propuestas, con cuál me siento más identificado y tiene más posibilidades de que acabe sintiendo como propia la historia como para motivarme a dedicarle meses, o años, de trabajo.
A Felipe y a mí nos separan muchos kilómetros y un mar de por medio, así que nuestra comunicación es vía correo electrónico. No coincidimos en muchos "bolos", y cuando lo hacemos, la verdad es que no solemos hablar mucho del trabajo en que andamos metidos.
Felipe: Ya lo ha contado el maestro. Trabajamos bajo una especie de comunión mental en la que a veces está de más incluso el correo electrónico. Es lo bueno de trabajar únicamente con aquella gente en la que uno cree que algo así puede producirse.
-Bartolomé, ¿qué información recibes de Felipe al empezar el proyecto? ¿Te gusta recibir mucha información del guionista o prefieres realizar tú las tareas de documentación?
Normalmente, con la primera entrega del guión, me llega la documentación que Felipe ha recabado sobre algunos escenarios, personajes, objetos... No es demasiado exhaustiva. Son aspectos concretos: por ejemplo la portada de algún disco que el protagonista sostiene en sus manos, un edificio en el que estará recluido el protagonista, unos carteles que decorarán una estancia... Toda información es bien recibida, y me estimula a seguir indagando.
-Felipe, es evidente que el guión influye en el dibujo, pero ¿influye el dibujo en el guión? ¿Te planteas como guionista formas distintas de contar una historia según el dibujante con el que vayas a trabajar?
Por descontado que siempre tengo presente para quién estoy escribiendo. Y de ahí que trate de buscar, dentro de que seguramente tengo una melodía a la que soy más o menos fiel, una “respiración” diferente para cada autor. Es como si me asomara al mundo, del que tengo una idea más aproximada que preconcebida, a través de ojos diferentes en cada caso. Y en ese sentido Bartolomé me enseña a contemplarlo de una manera muy especial, y especialmente en estos trabajos que hacemos para Dargaud: él le confiere a ese universo un orden gráficamente aparente que enseguida se desvela tan incierto como inestable. Mi escritura, entonces, no hace sino acomodarse a ese patrón y es como si tuviera dos capas; en la más superficial, fluye con una cierta calma, pero en la más honda está llena de ruido y de torbellinos.
-Bartolomé, ¿Cuánto tiempo dedicas al estudio de los personajes principales? ¿Te gusta que el guión sea detallado en ese sentido o prefieres tener margen para crear la imagen del cómic?
Al principio hablamos sobre a quién imaginamos interpretando el papel de algún personaje en un pequeño ejercicio de casting que me ayudará a visualizar mejor cómo actúa el personaje. Por ejemplo, en el caso de Vanessa, Felipe me dijo que se imaginaba una mujer tipo Julianne Moore, y ha acabado pareciéndose más a un cruce entre Barbara Stanwyck y Betty Page. Confieso que no soy muy de dibujos preparatorios y me gusta meterme en harina rápido. Suelo comentar que con El sueño de México, el editor francés me pidió bocetos y estudios de personajes para incluirlos en la edición y tuve que hacerlos a posteriori. El guión viene también bastante acotado, pero ambos estamos de acuerdo en que no se trata de un corsé inquebrantable. Para mí es importante sentir que estoy dibujando también mi historia, que tengo libertad para interpretarla a mi manera.
-Felipe, ¿Te planteas mientras escribes el guión la historia en términos visuales? ¿Piensas y describes el aspecto que tendrán los personajes y los lugares, o prefieres que sea el dibujante el que los cree por su cuenta?
Soy incapaz de pensar una historia si antes no me visitan sus imágenes, unas imágenes a las que me he referido ya en alguna entrevista como un ovillo de uno de cuyos hilos (porque nunca sé cuántos lo conforman en realidad) tiro y tiro durante las páginas de las que dispongo sin llegar normalmente hasta el final del mismo. Pero luego me gusta que el dibujante se sienta cómodo, que sea coautor de esa tarea. Y, como Bartolomé señala, le proporciono las referencias justas, como el posible parecido de un personaje a un actor o algún detalle de ambientación, cualquier cosa que me parezca que tiene un valor narrativo “per se”, pero poca cosa, muy poca cosa… Y, por descontado, tiene libertad total para alterar mis observaciones.
-¿Cómo sería el proceso de trabajo individual de cada cual, y luego el proceso juntos como equipo?
Bartolomé: Como he explicado al principio lo nuestro es como un teletrabajo en el que ambos intentamos lo mejor de cada parte. La tarea del dibujante no es lo que se dice un deporte de riesgo: hay que sentarse cada día frente a un papel en blanco y dibujar, escanear, colorear, dibujar y dibujar...
Felipe: En lo individual, tanto por parte de uno como de otro, se requiere bastante soledad y no poca concentración para dar lo mejor de uno mismo, a sabiendas de que habrá que esperar a la siguiente obra para acercarse un poco más a esa materialización ideal de lo que uno concibe que es inevitable que no cristalice en esa misma forma. El resultado final como equipo dependerá en buena medida de la suma armónica de ambos retiros.
-Bartolomé, ¿Qué debe tener una historia para que te interese pasar meses trabajando en ella?
Lo esencial es que sea una historia con fundamento, como diría Arguiñano. Tras una primera etapa en que dibujaba cómics costumbristas hablando esencialmente de mis vivencias, con la madurez te vas haciendo más selectivo. No reniego de esos primeros trabajos, quizá más espontáneos, pero así como yo me considero un profesional del dibujo, hay profesionales de la escritura, y lo que ahora me interesa son buenas historias bien contadas. Aunque vaya en mi detrimento, cada vez le doy más importancia al guión y menos al dibujo.
-Felipe, ¿qué crees que aporta el estilo de dibujo a la historia de Hágase el caos?
Aparte de lo que he contestado antes, me gusta de Bartolomé su capacidad para conferir una atmósfera general a todo el volumen, dejando de lado cualquier estridencia. Él consigue que el lector entre en el relato como un paseante al que visualmente no se le advierte al abrir las páginas de lo que se va a ir encontrando en ese recorrido. Lo logra incluso conmigo, pese a que conozca de antemano las peripecias que me aguardan. Y que el lector juzgue por sí mismo, pero yo nunca salgo indemne de la caminata.
Y hasta aquí llega esta interesantísima entrevista con los autores de Hágase el Caos, esperamos que os guste tanto como a nosotros sus cómics y no dudéis en comentar con nosotros, a través de este blog, cualquier duda que os surja relacionada con su cómic y esta entrevista.
Lara Fuentes
3 de diciembre de 2012