El manga es un modo excelente de conocer mejor la cultura japonesa, pero para algunos manga, como Keroro, una pequeña ayuda nunca viene mal. En el último volumen la clase de Natsumi va con su clase de viaje a Kioto, la antigua capital japonesa, y son tantas las referencias que contiene este volumen que, ya que no cabían en el tomo normal, y para no poder detalle, hemos decidido ofrecéroslas aquí. ¡Disfrutadlas!
¡Notas culturales! ¡A la orden!
por Marc Bernabé
Keroro (Keroro Gunso) es un manga que incluye innumerables referencias a aspectos de la cultura popular japonesa. Comprenderlas no es requisito imprescindible para disfrutar del manga, pero hace más divertida la lectura. El lector japonés medio captará muchas de ellas y posiblemente se le escaparán otras; en cambio, el lector español medio comprenderá solo una pequeña fracción de ellas. En este artículo, que incluiremos en cada tomo, explicaremos las referencias más notables para poner al lector español al mismo nivel que el japonés en este aspecto.
Metroid (p. 76): Famosísima saga de videojuegos de acción y aventura desarrollada por primera vez por Nintendo en 1986. Se trata de uno de los videojuegos más legendarios que existen.
Satélite Kaguya (p. 82): Satélite lunar lanzado por la JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa) y que orbitó la Luna durante casi dos años (desde septiembre de 2007 hasta junio de 2009), tomando datos, fotografías y mediciones de todo tipo. Su nombre oficial era SELENE (Selenological and Engineering Explorer – Explorador Selenológico y de Ingeniería), aunque es más conocido por su apodo “Kaguya”, un nombre que proviene de un cuento japonés (La leyenda del cortador de bambú) protagonizado por una princesa de la Luna llamada así.
Los dos minutos de silencio (p. 88): Durante la retransmisión del primer paseo en la Luna de Neil Armstrong se perdió la conexión durante dos largos minutos debido, al parecer, a una avería en una de las cámaras. Entre los fanáticos de lo paranormal, corre el rumor, sin embargo, de que esos dos minutos perdidos de transmisión fueron provocados deliberadamente por la NASA para mantener el secreto de un supuesto contacto visual de los astronautas con aparatos alienígenas.
Alien Hunter (p. 93): Parodia de Monster Hunter, el exitoso videojuego del rol para consolas desarrollado por Capcom.
Alien (p. 98 en adelante): Este episodio entero es un homenaje directo a la trilogía cinematográfica Alien, que se inició en 1979 con Alien, el octavo pasajero, dirigida por Ridley Scott.
Sachiko Kobayashi (p. 104): El recargadísimo traje de estilo “carnaval de Río” que lleva Keroro es un claro homenaje al estilo de la cantante “folklórica” japonesa Sachiko Kobayashi, que cada año aparece con un traje más exagerado en el programa musical especial de fin de año de la televisión pública japonesa.
Nintendô y Shigeru Miyamoto (p. 127): La sede de la popularísima empresa productora de consolas y videojuegos se encuentra en la ciudad de Kioto, donde empezó produciendo cartas de juego tradicionales “hanafuda” para después ir derivando hacia la tecnología. Por cierto, aún hoy en día Nintendô sigue fabricando hanafuda. Shigeru Miyamoto, por su parte, es como un dios en el mundo de los videojuegos, ya que fue el creador de las sagas Donkey Kong, Super Mario Bros y The Legend of Zelda, entre muchos otros juegos. Actualmente sigue en activo y, entre otros proyectos, produjo varios de los juegos que convirtieron a la consola Wii en un rotundo éxito, como por ejemplo Wii Sports o Wii Fit.
Tawawa-chan (p. 128): La peculiar mascota de la torre de Kioto es un muñeco que imita la forma de la emblemática torre de comunicaciones. Diseñar este tipo de mascotas (en base a las cuales se crea todo tipo de merchandising) para lugares o edificios famosos es bastante habitual en Japón.
¡VAMOS A KIOTO!
El “viaje de estudios” como se conoce en Japón, es típico en las escuelas e institutos japoneses y es un equivalente más o menos cercano a nuestro “viaje de fin de curso” –en la traducción hemos usado este último término por su proximidad cultural, para facilitar la comprensión del lector. Este viaje no se realiza necesariamente en fin de curso, ya que, de hecho, no hay una temporada definida y cada centro de enseñanza fija las fechas que le parece mejor.
Los alumnos de Tokio y cercanías, como Natsumi, suelen visitar la ciudad de Kioto, riquísima cultural y paisajísticamente, ya que no en vano fue capital de Japón durante más de mil años, desde el siglo VIII hasta el XIX. Los alumnos, pues, se pasean por la preciosa ciudad y sus templos vestidos con los uniformes de sus escuelas (como Keroro y los suyos en la p. 115), bien en grupo organizado, todos juntos con los maestros, bien durante el tiempo libre en el que cada cual puede hacer lo que quiera con quien quiera hasta la hora de la reunión general.
Varios sitios famosos de Kioto que vemos en el capítulo 152 son:
La estación de Kioto (p. 109), a la que llegan prácticamente todos los turistas de la ciudad gracias al tren bala Shinkansen. Esta estación es modernísima y tiene una arquitectura impresionante.
El templo de Kiyomizu (p. 124), alternativamente conocido como “templo del agua pura”. Precioso templo budista construido sobre un precipicio, sobre el que se apoya mediante una intrincada estructura de madera.
La torre de Kioto (p. 126), una emblemática torre de comunicaciones con forma similar a una vela. Está situada justo delante de la estación de tren, por lo que es lo primero que ven la mayoría de los viajeros que llegan a la ciudad.
La pagoda de madera del templo Tôji (p. 127), la más alta de Japón, que se puede ver desde el tren al llegar o irse de Kioto, por lo que su visión, alzándose gallarda entre las casitas bajas del vecindario, permanece en las retinas de millones de viajeros.
El santuario Jishu (p. 129), un pequeño pero encantador santuario sintoísta situado dentro del terreno del templo de Kiyomizu y dedicado a la deidad del amor. En su patio hay dos rocas, las “piedras del amor” (p. 131), separadas entre sí. Quien quiere comprobar si su amor por otra persona es sincero, se sitúa ante una de las dos piedras y, con los ojos cerrados, camina poco a poco hacia la otra. Si llega a la meta sin desviarse, es que su amor es auténtico.
El templo del pabellón dorado (p. 132, 133), también conocido como Kinkakuji, seguramente el lugar turístico más visitado de Kioto junto al templo de Kiyomizu. Este pabellón, recubierto de oro puro y anexo a un templo budista, es de una belleza extraordinaria.
El templo Sanjûsangen (p. 134, 139), un impresionante pabellón budista de 121 metros de largo en cuyo interior se pueden admirar mil estatuas de madera casi iguales de la deidad Senju Kannon (Kannon de mil brazos), entre otras estatuas de otros dioses de enorme valor histórico (Keroro y los suyos van disfrazados de estas estatuas en la p. 134). Antiguamente, el lugar se utilizaba para realizar competiciones de tiro con arco (lo comenta Giroro en la p. 139).
El templo del pabellón de plata (p. 136), también conocido como Ginkakuji, es un pabellón similar al Kinkakuji, situado en un entorno natural de gran belleza. Al contrario que el Kinkakuji, que está recubierto de oro, el Ginkakuji, pese a su nombre, no está recubierto de plata ya que en su momento no hubo presupuesto suficiente para darle este último toque. Por cierto, el Ginkakuji está en reformas durante dos años desde febrero de 2008, y así es como aparece en este tomo.
El santuario Fushimi Inari Taisha (p. 138), un majestuoso santuario sintoísta que cuenta con un camino cubierto por miles de puertas votivas “torii”. Este camino se convierte en un impresionante e inolvidable paseo de cuatro kilómetros en medio de la naturaleza que realiza un desorientado Dororo en esta página.
Los dulces Yatsuhashi (p. 138), la golosina favorita de los kiotenses, hecha de mochi (arroz machacado) viene en dos presentaciones: tabletas similares a galletas duras en forma de teja y finas láminas de mochi tierno rellenas de todo tipo de ingredientes (pasta de judía dulce, chocolate, plátano...). Cualquier turista japonés que va a Kioto compra cantidades industriales de Yatsuhashi para regalarlos a familiares y amigos a la vuelta de su viaje.
El Dôkakuji o “pabellón de bronce” (p. 141), de nombre oficial torre Gion del templo Daiun’in, una preciosa torre-pagoda situada en el medio del emblemático y tradicional barrio de Gion, donde aún trabajan las geisha.
El camino de la filosofía (p. 142), es un bello y apacible camino que recibe este nombre porque el filósofo Kitarô Nishida (1870-1945) solía recorrerlo de arriba abajo en sus paseos mientras meditaba.
El templo Ryôanji (p. 155), templo budista de la rama zen que cuenta con el jardín zen más famoso del mundo. El jardín solo consta de una extensión de gravilla pacientemente rastrillada y un total de 15 rocas. Una particularidad curiosa es que, se mire desde el ángulo que se mire el jardín, es imposible ver las 15 rocas al mismo tiempo.
El Palacio imperial (p. 158), la residencia oficial desde el emperador japonés desde la fundación de Kioto en 794 hasta el traslado de la capitalidad de Japón a Tokio en 1869.
7 de noviembre de 2009