Ya llegamos al final del arco argumental principal de Rising Stars. Es el momento de salvar el mundo... de sí mismo.
En efecto, ya llega el final de Rising Stars. Es el momento de la verdad y, como ya era de prever, el enemigo definitivo no va a ser otro que el mismo gobierno de los Estados Unidos. En este tercer volumen, las apuestas suben, y mucho: se descubrirá un método para matar a los "especiales", uno de ellos optará a la presidencia, y descubriremos cuál era el propósito para el cual El Poeta había sido creado, en uno de esos finales a caballo entre la originalidad y la trascendencia a los que nos tiene acostumbrados Straczynski. Es, sin duda, el momento de releer los dos tomos anteriores antes de atacar el tercero, y así disfrutar al completo esta historia de personas con superpoderes que aspiran a hacer del mundo un lugar mejor. Pero de verdad.
Pero, aún nos queda Rising Stars. Concretamente tres spin-off vehiculados a través de tres miniseries escritas por Fiona Avery que publicaremos en dos tomos más de la serie. El primero de ellos, es decir el número 4 de Rising Stars, incluirá las dos primeras miniseries, Bright, que narra las aventuras de Matthew Bright durante sus años de policía novato, justo después de abandonar Pederson, y Voices of the Dead, centrada en ese gran personaje, Lionel Zerb, capaz de ver y hablar con gente fallecida.
El segundo volumen restante, el número 5, incluirá la miniserie Untouchable, donde veremos la vida de una de las especiales que más llamó la atención en el número anterior, Laurel Darkhaven, la telequinética que aplica sus habilidades a cosas tan nimias como reventar las arterias coronarias de la gente, y que por supuesto trabaja para un servicio secreto que todos conocemos.
Es decir, que aún tenemos Rising Stars para rato. Sería una lástima perderle la pista a estos personajes y a este universo de ficción que tantas alegrías nos ha dado. David D. Domínguez.
18 de julio de 2008